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11 febrero 2019
"En el ámbito público no creo que exista en estos momentos un techo de cristal evidente. Sí que creo que existe en el ámbito privado"
En el COIIB estamos interesados en fomentar el proyecto Mujer Ingeniera con el fin de visibilizar a las mujeres en la Ingeniería y cualquier profesión STEAM. Creemos importante favorecer la igualdad de oportunidades en el ámbito científico tecnológico y una de nuestras ideas es publicar entrevistas con motivo del día de la mujer y la ciencia.
ENTREVISTA. MARGARITA HERRANZ SOLER. CATEDRÁTICA INGENIERÍA NUCLEAR EHU / UPV
Realmente no estudié ingeniería, sino física. Nada más terminar me derivé hacia el área de la protección radiológica y desde entonces he estado en el campo de la ingeniería nuclear.Estudiar Física no fue una decisión difícil. Me gustaba y se me daban bien las ciencias y el mundo del átomo me resultaba atractivo, entre aproximarme a él desde la Física o desde la Química, lo primero me pareció más riguroso desde un punto de vista formal.Debo de reconocer que cuando yo empecé la carrera, años 80, ni siquiera me planteé el estudiar Ingeniería, aunque luego empezara enseguida a trabajar en ella. Realmente, no sabría decir porqué.
Sí, creo que hay muchísimas influencias y, desde mi punto de vista, las más importantes son las del ámbito familiar. En un contexto de alto paro juvenil, como es el caso en nuestro país, poseer un título universitario es la mejor garantía para poder acceder a un puesto de trabajo. Desde las familias se potencian ciertas carreras porque se tiene la percepción, generalmente acertada, de que tienen mayor tasa de ocupación que otras; esto ocurre, entre otras carreras, con las ingenierías, ADE, derecho y las sanitarias.En un entorno en que los alumnos tienen una gran abundancia de oferta y no siempre saben qué escoger, la influencia familiar y social acaba siendo determinante y el porcentaje en las aulas de alumnos "no vocacionales" es peligrosamente elevado. El por qué las mujeres y los hombres escogen después, preferentemente, unas u otras de estas carreras, ya es más difícil de dilucidar. Cuando yo entré en la universidad, tanto en Física como en Ingeniería, no llegábamos al 5% de mujeres. Nadie se opuso a mi elección, pero estaba claro que no era muy popular. En el momento actual, los porcentajes han aumentado considerablemente, pero las carreras técnicas siguen sin ser una elección atractiva para las mujeres. Quizás no se ven a sí mismas en ese ámbito profesional o sin más, no les gusta.
Empecé a trabajar en el campo de la protección radiológica en el ámbito hospitalario. Posteriormente me trasladé a Bilbao, donde surgió la oportunidad de entrar en la ETSII de Bilbao, en el área de Ingeniería Nuclear, mucho más amplia que la protección radiológica, y me pareció interesante. Desde entonces he desarrollado aquí toda mi carrera profesional. He pasado por todos los estamentos docentes hasta llegar a ocupar la cátedra de Ingeniería Nuclear y he sido durante 15 años, directora del departamento.
Dejé la dirección del departamento hace 7 meses y así cerré una larga etapa donde la gestión ha consumido una parte importante de mi tiempo. En estos momentos estoy más fuertemente enfocada en la investigación, dirijo un grupo de investigación consolidado y participo en diferentes proyectos nacionales y europeos, en uno de estos como líder. También participo en muchas actividades de I+D+i con diferentes empresas e instituciones. Todas estas actividades las hago en el área de la seguridad y protección radiológica. Estoy enfocada a la determinación y evaluación del impacto radiológico en el público y medio ambiente de las instalaciones radiactivas/nucleares.Empleo también parte de mi tiempo en actividades de representación en diferentes organismos nacionales e internacionales, muchos de ellos relacionados con la normalización.
La ciencia tiene que ser completamente neutral, tanto en la docencia como en la investigación. Tiene que dejar claro, y así lo tiene que percibir la sociedad, que el género no es determinante, tan solo la capacidad y el entusiasmo. Y luego, tienen que actuar de acuerdo con estos principios. ¿Se está haciendo? Yo creo que a nivel de la Unión Europea y en el sector público, sí; salvo contadas excepciones. No lo tengo tan claro en el sector privado, pero creo que se están dando pasos muy importantes y que es cuestión de tiempo.
En el ámbito público no creo que exista en estos momentos un techo de cristal evidente. Sí que creo que existe en el ámbito privado.
Hay mucha literatura al respecto, pero tampoco creo que las empresas sean las únicas responsables de la existencia de este techo. Hay compañías que no visualizan a las mujeres en ciertos puestos, entre otros cuando estos son en planta y tienen que lidiar con subalternos de género masculino; tampoco se fían del nivel de dedicación de las mujeres, sobre todo en la época maternal y, por último, los puestos de decisión están mayoritariamente ocupados por hombres y en bastantes ocasiones, se sienten más cómodos entre personas de su mismo género.
Por otra parte, los grandes requerimientos de dedicación y disponibilidad que ahora tienen las empresas y que aumentan con la responsabilidad del puesto, hace que muchas mujeres se retraigan para pelear por ciertos puestos, sobre todo cuando colisionan con la responsabilidad de la maternidad. Yo espero que esto se vaya solucionando con el tiempo, según aumente el nivel de concienciación de la sociedad y nuevas generaciones, con nueva mentalidad, ocupen puestos de decisión.
He trabajado siempre en el sector público, en la Escuela de Ingeniería de Bilbao y en el área de la ingeniería nuclear, entornos mayoritariamente masculinos, y en un contexto docente donde la mayoría de los alumnos son hombres. Pero nunca me he sentido excluida o menospreciada por el hecho de ser mujer. Tampoco en los trabajos que he realizado para diferentes empresas y/o instituciones ni en los grupos de investigación en los que he participado ni en las actividades de representación que ostento en órganos nacionales o internacionales.
No creo que mi género haya influido en los aspectos externos de mi carrera profesional; ciertamente yo misma me he impuesto algunas limitaciones profesionales, más por mi propia educación y entorno social/familiar que por dudas respecto a mi capacidad. Por suerte, creo que las nuevas generaciones se autoimponen menos restricciones de los que la mía se impuso.
Solo una anécdota. Hace bastantes años, un cargo universitario se intentó ganar mi apoyo, y el de otras mujeres, explicándonos que la universidad era el mejor sitio para una mujer: nadie nos pediría responsabilidades, había que trabajar muy poco y cuando tuviéramos hijos, bastaría con pasarse a dar las clases. ¡Está claro que no acertó!
Les diría que son carreras con alta tasa de empleabilidad y que permiten moverte en entornos cambiantes, con grandes tasas de evolución y que permiten enfrentarte a grandes retos.Les diría que tienen que estudiar lo que les guste y les atraiga, tanto si sus estudios están bajo el paraguas STEM como si no. Les diría que no deben de permitir que nadie condicione sus elecciones y mucho menos ellas mismas, así que si les gusta este ámbito, ¡adelante!.
La verdad es que no me inspira nadie de forma global. No creo que haya nadie perfecto y en cada persona se pueden encontrar cualidades admirables tanto a nivel personal como profesional. Pero si tuviera que escoger a tres científicas, serian:Irene-Joliot Curie, me parece muy interesante tanto a nivel profesional como personal, sobrevivió profesionalmente a la larga sombra de su madre y de su marido; feminista y comunista en la primera parte del siglo XX, consiguió ocupar cargos políticos de responsabilidad científica en Francia y gano el premio Nobel de química.Rita Levi-Montalcini, siempre me ha gustado su resistencia; el cómo siendo judía y mujer no se dejó doblegar y siguió desarrollando sus investigaciones incluso con Mussolini en el poder. Murió con más de 100 años, después de haber ganado un premio Nobel, y casi hasta el final siguió en activo y entusiasmándose por todo lo que haciaJane Goodall, me gusta su capacidad para compaginar su labor como primatóloga con su activismo a favor del medio ambiente, bienestar animal y derechos humanos. A pesar de que sus trabajos son discutidos, su pasión y dedicación siempre me han parecido inspiradoras.
Vaya por delante que estoy en contra del régimen de cuotas y paridades. Lo considero humillante para las mujeres profesionales y está llevando a una situación en la cual te ven en determinadas posiciones y dan por sentado que estás allí no por tu valía, sino por ser mujer. Creo que las mujeres profesionales no nos merecemos esto.Creo que los cambios están llegando y muy rápidamente y espero que en pocos años se habrá conseguido que no hablemos de estos temas y cada persona ocupará el lugar que le corresponda por su valía, independientemente de cuestiones de genero.Lo que sí haría es reforzar el plano educativo, no solo a nivel de capacidades sino también reforzando en las mujeres el aprecio por su profesión y la ambición para reclamar su lugar y espacio laboral.
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